Fin de semana en Nantes: cuando lo imaginario cobra vida
Entre las calles adoquinadas del Bouffay y las siluetas mecánicas de las Machines de l'île, Nantes encenderá su imaginación. La ciudad donde Julio Verne ideó sus extraordinarios viajes sigue cultivando esta fantasía creativa. Siga la línea verde pintada en el suelo y sorpréndase a cada paso. Aquí, un elefante de madera y acero resopla entre viejos almacenes. Aquí, anillos de colores iluminan los muelles al atardecer. Entre historia y creatividad desenfrenada, Nantes le invita a un viaje donde lo real coquetea con lo imaginario.
Te encantará
Ser mojado por un elefante mecánico de 12 metros de altura
Paseo por un pasaje del siglo XIX digno de una película de Jacques Demy
Un apretón de manos al atardecer entre dos grúas portuarias
Descubre una cascada cantarina entre plantas exóticas
Día 1 : De Bouffay a Hangar à Bananes, un viaje en el tiempo
Mañana: los secretos de Bouffay, un barrio vivo a todas horas
Comience su exploración por el barrio de Bouffay. Piérdase en este laberinto de callejuelas donde el Nantes medieval ha sobrevivido a los siglos. De día, las casas con entramado de madera encajadas entre edificios de sillería cuentan historias de artesanos y comerciantes de antaño. Poco a poco cobran vida boutiques independientes, cafés con animadas terrazas y tiendas de todo tipo.
Busque las pegatinas "Le Voyage passe par ici" en algunos escaparates. Estas tiendas le depararán agradables sorpresas: productos locales, creaciones originales y valiosos consejos sobre los tesoros ocultos de la ciudad que sólo los nanteses conocen. Al caer la noche, Bouffay se transforma: los restaurantes abren sus puertas y los bares cobran vida.
Unos pasos más y llegará al Château des Ducs de Bretagne, monumento emblemático del patrimonio de Nantes. Desde el exterior, es una imponente fortaleza medieval cuyas murallas se extienden a lo largo de 500 metros. Cruce el puente levadizo y se llevará una auténtica sorpresa: el patio interior revela una elegante residencia ducal del siglo XV de piedra toba blanca. Tómese su tiempo para pasear por las murallas de libre acceso y disfrutar de la vista panorámica de la ciudad.
Tarde: del encanto decimonónico a la jungla urbana
Después de comer en una de las placitas sombreadas del centro, diríjase al Passage Pommeraye. Esta galería comercial milagrosamente conservada, construida en 1843, es uno de los pasajes cubiertos más bellos de Europa. En tres niveles unidos por una escalera monumental, las tiendas invitan a una pausa de compras. Los cinéfilos reconocerán este marco natural, inmortalizado por Jacques Demy en sus películas Lola y Une chambre en ville.
Continúe su paseo hasta el Théâtre Graslin, una joya neoclásica que domina la plaza del mismo nombre. Su sala de terciopelo azul, una de las pocas del siglo XVIII que se conservan en Francia, merece una visita.
Para respirar aire fresco, diríjase al Jardin extraordinaire de la antigua cantera de Miséry. Este remanso de verdor, donde se han instalado plantas exóticas y una vegetación exuberante, ofrece un cambio de aires total. Déjese hipnotizar por la cascada. Desde lo alto de uno de los siete miradores que rodean el jardín, el panorama del Loira es impresionante, sobre todo cuando el sol empieza a ponerse.
Noche: ambiente animado en el Hangar à Bananes
Al caer la tarde, diríjase al Hangar à Bananes. Este antiguo almacén portuario, donde se descargaban plátanos y piñas, es hoy uno de los lugares más animados de la ciudad, con bares, restaurantes y discotecas. Llegar no puede ser más fácil: tome el Navibus, la lanzadera fluvial gratuita los fines de semana, como todos los transportes públicos de Nantes. Para cenar, elija una de las terrazas frente al Loira, desde brasseries tradicionales a restaurantes de cocina mundial. Al caer la noche, los anillos de Buren se iluminan a lo largo del muelle de las Antillas.
Para pasar la noche en Nantes, opte por un alojamiento eco-responsable. La ciudad juega la carta del turismo sostenible, con numerosos establecimientos que ostentan la etiqueta "European Ecolabel" o "Clef Verte". Algunos incluso ofrecen servicios adaptados a los ciclistas, perfectos si piensa explorar la ciudad sobre dos ruedas.
Día 2 : De Trentemoult a las Machines de l'Île, un viaje a la imaginación
Mañana: Trentemoult, pueblo de pescadores
Este segundo día comienza con una excursión a Trentemoult. Este pueblo de pescadores, con sus fachadas multicolores, parece sacado de un cuento de hadas. Nada más llegar, le encantarán sus callejuelas, sus casas de vivos colores y sus malvarrosas trepando por las paredes. Pasee por este alegre laberinto, descubra los talleres de artistas que se han adueñado de la zona y disfrute de una pausa gastronómica en una de las terrazas que bordean el río, con impresionantes vistas sobre Nantes.
De vuelta a Nantes, diríjase al Marché de Talensac, el mayor mercado de alimentación de la ciudad. Este templo de la gastronomía alberga a los mejores artesanos de Nantes: pescaderos con puestos rebosantes de marisco recién desembarcado, chocolateros con delicadas creaciones y pasteleros con escaparates irresistibles.
Tarde: encuentro con las Machines de l'île
Acompáñenos a la Îlede Nantes y a sus antiguos terrenos industriales abandonados, convertidos en un patio de recreo creativo. Bajo la Nave de los antiguos astilleros, le espera un mundo fantástico. En la Galerie des Machines, un bestiario mecánico cobra vida. Una araña gigante, una garza con las alas desplegadas, un perezoso que se mueve lentamente... Cada criatura es manejada por maquinistas que explican con pasión los secretos de su funcionamiento.
En el exterior, dos creaciones monumentales le esperan para completar su visita por todo lo alto. El Grand Éléphant, un coloso de madera y acero de 12 metros de altura, ruge orgulloso por la explanada. Suba a bordo y observe, desde el lomo de un elefante, el ballet mecánico de engranajes que impulsa esta catedral en movimiento. No muy lejos, el Carrousel des Mondes Marins le invita a sumergirse en un océano imaginario. A lo largo de tres plantas, extrañas criaturas marinas le llevarán en un viaje poético: cangrejos gigantes, peces pirata y medusas luminosas cobran vida, impulsados por los visitantes.
Noche: Tables de Nantes en Le Lieu Unique
Para su última noche fuera, deléitese con una comida gourmet en uno de los restaurantes por los que Nantes es famosa. Tables de Nantes es un conjunto de establecimientos que privilegian los circuitos cortos y los productos locales. O quizás prefiera explorar el Magmaa Food Hall, en la isla de Nantes, que reúne bajo un mismo techo a una docena de restauradores que ofrecen cocinas de todo el mundo.
Para completar su escapada a Nantes, no se pierda la emblemática torre de la antigua fábrica de galletas LU, hoy transformada en el animado centro cultural Lieu Unique. En este lugar donde las galletas han dado paso a las ideas, contemple cómo la luz del atardecer juega con las paredes y déjese embargar por el ambiente único de la ciudad. Tal vez sea éste el verdadero tesoro de Nantes: su capacidad para transformar lo ordinario en extraordinario.
¿Desea prolongar su aventura por Nantes?
- Siga el curso del Chézine a pie, haciendo footing o en kayak: este apacible río de orillas ajardinadas ofrece un momento de desconexión a dos pasos del centro de la ciudad.
- Naveguepor el Erdre, "el río más bonito de Francia" según Francisco I, en una embarcación tradicional: entre elegantes residencias y naturaleza virgen, el paseo le ofrece una nueva visión de la ciudad.
- Pedalee por las orillas del Loira en la ruta ciclista Loire à Vélo que atraviesa la ciudad, una forma suave de descubrir los paisajes fluviales y las obras de arte a lo largo del camino.