Tres lugares de altura en Nantes

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Existe una forma distinta de conocer la Ciudad de los Duques de Bretaña: tomando altura. Estos tres lugares sorprendentes, que dominan su mundo, deberían ayudarte.

Le Vertigo - Un skybar en Nantes

Con sus falsos aires de rascacielos neoyorkino, la superelegante entrada del Vertigo augura una noche especial. Un chófer campa solemnemente a varios metros del ascensor privado que conduce al bar lounge de la 6ª planta o a comer algo en el bonito restaurante de la 7ª (desayunos, comidas y cenas). Bajo la gran vidriera, el ambiente tamizado envuelve al visitante, entre sofás de terciopelo, piano de cola y, sobre todo, grandes ventanales que dan a unas vistas panorámicas de 360ºC sobre la île de Nantes. Y si subes un poco más, te encontrarás con un magnífico sky bar donde saborear un buen cóctel bajo las estrellas.

Le Nid - Como un ave en las alturas

En lo alto de la torre Bretagne, a 120 m del suelo, Le Nid pone toda la ciudad de Nantes a los pies del visitante. Este bar artístico concebido como una obra de arte por Jean Julien, un artista contemporáneo local famoso internacionalmente, enarbola una decoración sorprendente: el cuerpo de una gigantesca garza tumbada, que parece estar somnolienta y que hace las veces de barra, mientras que las cáscaras de sus huevos forman mesas y sillas. Una terraza protegida rodea todo el bar. No olvides echar una ojeada a los posters creados por Jean Julien, que pinta a su manera los lugares emblemáticos de la ciudad.

L’Atlantide 1874 - Un festín de altos vuelos

Con una estrella Michelin, el buque insignia del chef Jean-Yves Jégo fue el orgullo de la gastronomía nantesa. Sin salir de Nantes, recientemente se mudó a la cima de la colina Saint-Anne con su Atlantide 1874 situado en el interior del Manoir de l’Hermitage. Este suntuoso palacete burgués del siglo XIX planea sobre los muelles, a 30 m de altura, y ofrece unas vistas impresionantes al río Loira, a la Île de Nantes y al pueblecito de pescadores de Trentemoult.

Es el rincón ideal para conjugar el placer de la mirada con el del paladar.